Por meses la especie dominante no tuvo control sino miedo.
Lo desconocido avanzó sobre la civilización y como antaño la plaga diezmó al hombre quien iracundo la enfrentó tan solo con palabras. DIOS ME PROTEGERA...
Hoy las calles se ven vacías mientras una naturaleza agnóstica, lamenta la extinción de la especie humana.