BÚSQUEDA

Intenté no hacerme cargo de tu búsqueda, cada uno es esclavo de sus propias decisiones y no creí necesario entrometerme en las tuyas. Pero algo sucedió, de golpe me encontré allí, frente a esa cara enorme que me observaba yo la miré espectante y parece algo sobrenatural, te lo cuento y se me pone la piel de gallina, con ese sol nos miramos, increíblemente fue en ese semáforo, apenas unos minutos, una salida; no se, tal vez la conjunción de los astros quiso que me encontrara con esa pared, no te voy a decir donde está, la foto es de noche y sin flash, quizás no te guste o no creas que esa es la indicada, lo que si estoy seguro y pongo la manos en el fuego sin quemarme es que esa es "la pared".

ARTE

Desde su imaginación creaba mundos y civilizaciones fantásticas, nadie lo llamó artista, pero sus creaciones lo conocían como dios.

INDIFERENTES

Tenía una mueca rara en el rostro, siempre actuaba raro pero no estaba como todos los días, entró a la oficina y se sentó en su escritorio, comenzó a guardar las cosas en los cajones, limpió el espacio. Nos observó con la mirada dura como culpándonos de sus males. Se paró y dirigiéndose hacia la salida, así como estaba de espaldas con voz gruesa, más de lo normal dijo, gracias por su indiferencia, volveré a visitarlos y se retiró.
Nos quedamos incómodos pensando en lo sucedido, nadie sabía ni entendía nada, igualmente sus actitudes nos tenían sin cuidado, siempre actuaba raro. 
Apenas unos minutos después un llamado telefónico nos informaba que nuestro compañero, quien sufría una gran depresión, se había quitado la vida esta madrugada. No podíamos creerlo, no comentamos nada que él había estado con nosotros apenas unos minutos antes, fue ese momento en que comprendimos que la indiferencia generaba una culpa que se transformó en nuestro fantasma.


DELIVERY

El encaje y el satén no le eran ajenos aún en su personalidad introvertida, Jana medía casi un metro setenta de hermosas y definidas curvas configurando el marco perfecto para su exótico rostro.
Colgó el teléfono, no acostumbraba pedir a domicilio pero la practicidad del delivery la convenció de hacerlo.
Apenas unos minutos después, el llamador sonó. —Quién es?. —preguntó a través del portero eléctrico...
—Pedido sra.
Tomó coraje, se acercó a la puerta y abrió. 
Al otro lado estaba él, un joven apuesto, de no más de veintitantos años, con su uniforme desalineado, el brazo extendido con la bolsa y una expresión de sorpresa y desconcierto en la cara.
Jana tomó el pedido de sus manos y caminó sensualmente hacia la sala, el joven estaba petrificado en la puerta, la miraba inmóvil. Ella apenas giró un poco la cabeza y preguntó –querés cobrar, entrá y cerrá la puerta—. La timidez lo invadía, avanzó despacio, casi sin hacer ruido cerró la puerta y se acercó a Jana. Ésta lo tomó de la mano, la tenía fría, —necesitás calentarte —dijo– y guió su mano hasta apoyarla en un pecho. La excitación y la sorpresa se apoderaban de él, pudo sentir a través del body la dureza del pezón. A lo que reaccionó con un suave pellizco. —ay —exclamó Jana– provocando que él retrocediera y le pidiera perdón, pero ella volvió a tomar ahora sus dos manos colocándolas en sus tetas y le susurró —apretalas fuerte... me gusta así—. Al mismo tiempo Jana con una de sus manos intentaba quitarle el cinturón y con la otra le acariciaba el duro bulto que tenía entre las piernas. Primero el cinto, luego el botón y el cierre, ella metió su mano entre las telas y el contacto con la piel la excitó aún mas. Él le había corrido el cabello y la besaba delicadamente en el cuello perfumado mientras le decía lo mucho que le gustaba.
Jana ignorando sus palabras no perdió tiempo, le dió un tierno beso en los labios, se arrodilló jalando con vehemencia el pantalón y el boxer dejando el sexo y las piernas descubiertas. El joven no podía creer lo que estaba sucediendo, mantuvo una expresión de deseo y fascinación en el rostro hasta que sintió el dolor extremo de los colmillos de Jana cortando la piel en busca de su arteria femoral, intentó con un movimiento desesperado apartarla pero resultó inútil, ella lo tomó de los brazos con una fuerza sobrenatural que lo mantuvo inmóvil hasta que perdió el conocimiento. 
Jana lo dejó tan solo un momento para llamar al delivery, debía quejarse de no haber recibido su pedido y cancelarlo definitivamente para luego volver sobre el muchacho hasta desangrarlo por completo.

BIG BANG

Construimos el acelerador de partículas más grande del mundo, creímos que encenderlo nos daría la respuesta del inicio del universo. Creamos un nuevo big bang, la expansión arrasó todo.

LETANIA

Estaba en la cornisa aferrado a la vida frente al terror del vacio, cerraba los ojos y más veía, mil imágenes en un segundo. Tenía razones para creer que todo había sido solo una fantasía, un sueño..., pensó, la libertad así no existe, acaso soy simplemente una de las figuras de carton del juego de quién sabe que, existimos por nosotros mismos en realidad?. 
Demasiados interrogantes para tan poco tiempo, fueron segundos o tal vez no, quién determina la duración de un momento?. 
A veces la letanía se conjuga con el hartazgo, desoyó los gritos desesperados y eligió ser libre.

LETARGO

De repente los medidores de realidad se dispararon, las luces rojas del tablero no dejaban de parpadear, C-L-5g, el androide encargado del sector se acercó con rapidez, observó la evolución, procesó toda la información existente y trazó una respuesta lógica. En el monitor de atención buscó la opción adecuada, aplicó cinco mililitros de Harmony IG Reel Sódico, restaurando así el letargo prolongado. En un mundo devastado, en el cual el exceso de información es perjudicial para la salud, la humanidad depende de las máquinas inteligentes para evadirse, solo así puede sobrevivir en esta gran simulación de bienestar.

EL LIBRERO

Estaba junto a la ventana de mi departamento cerca de la Plaza Libertad, me gusta observar el movimiento de los negocios de la vereda de enfrente, en eso veo entrar a la librería un hombre de extraña actitud. Flores el librero, era un tipo cerrado del que nunca se supo mucho, menos de sus negocios, lo cierto es que mantenía abierta la antigua librería de su tatarabuelo en un tiempo que está muy difícil para el ramo. El cliente entró, Flores lo saludó e inmediatamente puso el cartel de cerrado, no parecía un cliente normal y la curiosidad hizo que me quede atento al movimiento de esa tarde. No había transcurrido más de una hora cuando se escuchó el estruendo de un diaparo y en minutos todo el lugar se llenó de policías, éstos comenzaron a entrar y salir como hormigas, hablaban entre sí y también con el tipo raro que no paraba de hacer ademanes, sacaban maletines y portafolios con papeles pero de Flores nada, lo más inusual fue el segundo grupo, el de los vestidos de blanco, estos ingresaron solos, tardaron bastante tiempo, al terminar salieron llevándose algunas pertenencias del librero junto con una maleta grande de una máquina de escribir. Una vez terminada la investigación clausuraron la puerta, subieron a sus camionetas y desaparecieron en la penumbra de la noche. 
Realmente me intrigaba lo que había ocurrido con el librero, el disparo y todo ese loco movimiento de gente. 
Dejé pasar unos días hasta que me acerqué y le pregunté al vigilante que estaba de consigna en la puerta de la librería sobre lo sucedido. Medio a regañadientes el oficial me contó que Flores era un delincuente que intentó huir a través de un túnel que se encontraba oculto en el sótano, fue así que el detective dió la voz de alto y disparó, con la mala suerte que el techo colapsó quedando el librero atrapado entre los escombros sin posibilidad de sobrevivir. Mucho no me cerraba la explicación pero la realidad es que el hombre no salió jamás.
El tiempo pasó y tras varios meses la guardia ya no tuvo sentido, nadie volvió a ese lugar quedando totalmente abandonado. 

Una fresca tarde de otoño, mientras miraba por la ventana, vi a dos empleados municipales colocar unos carteles publicitarios frente a las vidrieras vacías, porque aunque ustedes no lo crean, entre las luces y las sombras de la noche, desde las entrañas mismas de la antigua librería, el espíritu del rengo Flores vuelve para llevarse sus libros.


LA REVELACIÓN

La reunión fue tensa y los líderes mundiales, sin tener otra oportunidad más que el exterminio total, terminaron acordando con el emisario del planeta invasor. La población inmune sería inoculada con una variante del virus en forma de vacuna. 
Apenas dos años y medio después del brote con la mayoría de la población vacunada, el mundo creía que retomaba la actividad normal cuando en realidad solo se estaba preparando para una ineludible revelación, habíamos sido conquistados.

CAMBIOS

No te voy a relatar mi andar por los caminos, entre automóviles abandonados, las calles con cuerpos en descomposición, las moscas insoportables y el olor nauseabundo... no voy a decir como uno termina disfrutando clavar un cuchillo en la cabeza de lo que antes era una persona y ahora llamamos isleño.
No les voy a contar como el mundo cambió y yo también... después de un simple mordisco.


SER O NO SER

La transformación es inevitable, pero el dolor... el dolor es otra cosa, puede desaparecer, tan solo es necesario alimentarse. Para nosotros es como engullir un gran bistec muy, pero muy jugoso, para uds. una aberración. Pero que pretenden si Hollywood creó demasiada fantasía referida a nosotros, muchas historias de Walking Dead, pero las cosas y los tiempos en que suceden esas películas no son los reales, las historias que te cuentan transcurren en apenas minutos, horas tal vez, la realidad es otra, una vez infectado puede pasar días y hasta semanas en descubrir que finalmente te convertirás en un isleño, así nos llaman, zombies o muertos vivos resultaban términos agresivos, algo demodé si se quiere, por lo menos desde que George Romero se convirtió en isleño. Por eso desalojar Oceanía y convertirla en una gran reserva fue la mejor opción para respetar la voluntad de nuestros familiares, mantenernos en este mundo independientemente de la crueldad que significa convertirse y perder lo poco de humanidad que aún tenemos. El alimento es un tema, mientras aún concientes puede ser cualquier animal aunque algunos llegan a la gran isla y ya comienzan a despuntar el vicio de probar carne humana. No es mi caso, yo hace sesenta y tres días que fui diagnosticado y recién ahora he comenzado a comer la carne cruda, el problema surge cuando perdemos el control, en la inconciencia somos peligrosos, tan peligrosos como esos otros. Por eso las islas son una buena manera de mantenernos aislados, nunca mejor utilizado el término y es así hasta que no queda otra que dejarte a tu suerte en la gran Australia donde solo existen dos maneras de llegar, perdido por el bistec o siéndolo.

AHOGO

Apenas hace un tiempo me percaté de su existencia, de a poco noté como iba ocupando espacios, expandiéndose, abarcando diminutas inmensidades. A medida que crecía fui perdiendo capacidades, el aire comenzo a ser escaso. La jaqueca, los mareos se sucedían unos a otros, ahogo, extrañas sensaciones que jamás había padecido. Incertidumbre, ansiedad y el hartazgo de no saber lo que vendrá. 

EL ARBOL DE LOS DESEOS

El aprendiz caminaba en silencio junto al maestro intentando que cada inquietud desembocara en la pregunta adecuada. El viejo sabio le había transmitido conocimientos sobre la importancia del tiempo y no quería mal usarlo.
De repente el maestro se detuvo frente a un árbol de bellos colores y le dijo, cierra tus ojos y pídele un deseo. Cada vez que pasaban junto a ese árbol cumplían la misma rutina transformándola en un pequeño ritual. Con los años el aprendiz se convirtió en maestro y el maestro en sabio, entonces fue el más viejo quien frente al árbol preguntó, —maestro, por qué desde siempre le hemos pedido los deseos a este añejo árbol –, a lo que el más joven contestó —la respuesta está en lo que ves, a lo largo de su existencia este árbol vió y verá salir hojas que el viento llevará lejos, se marchitará dejando caer algunas ramas, otras se quebrarán pero las semillas florecen en cualquier momento y lugar. El árbol simboliza los anhelos, la esperanza, también la frustración, la distancia y por qué no el azar que todo deseo contiene en su esencia.
El viejo sabio sonrió y siguieron su camino hacia la morada de los ancestros.

ATRAPADO

Bajé del médano y la ví desconcertada, temblorosa, desencajada, me acerqué a preguntarle si podía ayudarla en algo, estaba en shock, la vista perdida, el mar a sus espaldas rugía en cada ola rompiendo el silencio que la rodeaba. Me miró a los ojos y señalando el médano balbuceó —mi familia —. Miré hacia la arena, no ví a nadie, tan solo el médano, intenté transmitir calma proponiéndole ir a buscar a su familia mientras llamaba al 911, asintió. Subí el médano por el estrecho camino formado con la verde vegetación hasta un claro en la cima, no había nadie ni tampoco había señal para el llamado, solo encontré otra huella para el descenso. 
Al volver a la playa vi a un joven desconcertado iban con él dos niños, me acerqué a preguntarle si podía ayudarlo en algo, con la vista casi perdida señaló hacia el médano...
 

TREINTA Y CINCO

Treinta y cinco pasos lo separaban de la inmortalidad, treinta y cinco pasos que jamás había andado. Treinta y cinco únicos momentos donde el arrepentimiento ya no era opción. Treinta y cinco pasos lo separaban de la silla eléctrica.

Y LUEGO NADA

Treinta y tres no solo marcaba los años del paso del mesías por la tierra, era un número que aparecía en las cosas más extrañas. Treinta y tres eran los mineros, treinta y tres los últimos ejemplares de lemmings que se extinguieron en masa, treinta y tres las naves que llegaron del espacio. Un número tan repetitivo en cosas cotidianas como en las mayores catástrofes de la humanidad. Treinta y tres fallecidos en el incendio de la torre Turquey en Seattle, treinta y tres personas atrapadas y asfixiadas en el metro de Buenos Aires, treinta y tres desaparecidos en el desmoronamiento de una montaña en el Congo Bólgota, treinta y tres pueblos arrasados bajo el barro en la peor inundación de los últimos treinta y tres años. Treinta y tres un número cabalístico, en la pandemia de principio de siglo tres años usando tapabocas y tres años más de vacunaciones, tres y tres treinta y tres. Tres y tres los números sucesorios del bipartidismo en el gobierno mundial. Las naves llegaron de a seis en dos grupos de tres, tres y tres, otra vez. El número de la edad de Cristo no era solo eso, encerraba todo lo bueno y lo malo del universo. Treinta y dos planetas habían conquistado antes de llegar, nos opusimos. Treinta y tres las ojivas nucleares que lanzamos. Treinta y tres días de lluvia radioactiva, treinta y tres días sin rendirnos, treinta y tres días sin escape. Y luego nada.

CUANTAS OLAS?...

Nos encontraron mirando el cielo en una estrellada noche de verano, no salíamos del asombro aunque apenas se notaran nuestros rostros tras los barbijos, mientras observábamos como uno tras otro ingresaban a nuestra atmósfera. Jamás imaginamos que aquel virus podía tener origen extraterrestre.
Cuántas olas fueron necesarias para la dominación?...

LA PERSISTENCIA

Cansado de predicar se elevó entre los presentes y extendió sus brazos, absorbió la energía provocada por el temor, todos enmudecieron ante este sobrenatural acto. Mientras tanto en su rostro se notaba el fastidio, no eran dignos. Así, de repente, rayos salieron de sus ojos aniquilando a todos aquellos que lo observaban incrédulos.
Se elevó más aún y desapareció entre los cielos. 
Los escasos sobrevivientes se encargaron de correr la voz, el salvador se había manifestado. 

En un algún lugar no muy lejano, el bien y el mal celebraban con una copa de vino el haber asegurado su existencia por miles de años más.