Nos citamos en el parque, nos observamos, nos conocimos y sumergimos en el éxtasis, nos elevamos en el frenesí, nos montamos en una montaña rusa de emociones y giramos en un carrusel de sentimientos.
El Capitán Starfunkel abandonó la Tierra en un cohete hecho de papel y cinta adhesiva, iba en busca de un planeta alejado del sistema solar del que casi sin querer descubrió su existencia al escudriñar con su telescopio de cartón el cielo estrellado de una noche en la costa argentina. Los mensajes que nos conectan son su bitácora, escrita en papel de colores, arrojados al espacio en botellitas de refresco. Iremos tras sus pasos, ya que nosotros mismos siempre buscaremos ese lugar llamado Utopía.
ELLOS
Observaba tranquilo el celeste cielo de la tarde cuando descubrí la grieta. Increíblemente un chubasco repentino y la salida inmediata de un curioso arco iris llamó aún más mi atención.
Desde esa apacible y extraña tarde, perdí totalmente el interés por las historias del gnomo y el caldero, ya que descubrí, que por encima de esos grandes arcos de colores, están ellos reparando el domo.
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