Llevábamos cuatro meses de aislamiento por el virus, la casa hermética, demasiado frío hasta para el propio invierno, cosa que por supuesto no detuvo las reuniones para jugar truco entre vecinos, estos cuentos solo terminan en historietas. Favalli, Herbert y Polsky ya estaban en la mesa, las noticias en la radio, un corte de luz repentino y como en 2007, en Buenos Aires, la nieve comenzó a caer.
El Capitán Starfunkel abandonó la Tierra en un cohete hecho de papel y cinta adhesiva, iba en busca de un planeta alejado del sistema solar del que casi sin querer descubrió su existencia al escudriñar con su telescopio de cartón el cielo estrellado de una noche en la costa argentina. Los mensajes que nos conectan son su bitácora, escrita en papel de colores, arrojados al espacio en botellitas de refresco. Iremos tras sus pasos, ya que nosotros mismos siempre buscaremos ese lugar llamado Utopía.
QUIÉN SI?
Dueños de una empatía prefabricada que nace de las letras en papel más que del corazón, dolor que dicen sentir cuando el verdadero dolor está en el padre que no permite a su hijo encender un calefactor en la noche fría haciendose eco de los consejos ante las inclemencias. Dolor que se siente en cada porción de comida, en cada salida, en cada vez que pasamos por una habitación y apagamos un foco. Mentiras escuchadas a diario, cientos de veces repetidas, conformando el nuevo relato. Dolor es que te hagan pensar que lo bueno fue solo una ilusión solo por el hecho de no ser parte de este nuevo presente que tan pobre se nos muestra. Tanta vil empatía detras de la maravillosa cara de comprensión y compasión, que abiertamente transmite el mensaje único, vos no podías vivir como lo hiciste, te estigmatizan haciéndote culpable de las malas decisiones en que te sumergiste al comprar algo que realmente, según ellos, vos no deberías haber tenido el acceso, pero la verdad surge de una sola pregunta que nadie hace: ¿quién si?.
BUEN AYRE
El último hombre sobre la tierra había perdido la noción del tiempo, el aislamiento había sido interminable. Aún temeroso y por demás cansado abrió la puerta de la casa, corrió por la calle vacía, imaginó utopías y respiró hondo.
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