LA VENGANZA DE TALOS


Dédalo era un inventor muy importante en su tiempo, Talos su sobrino, el mejor discípulo, a temprana edad éste ya superaba la inteligencia del maestro, cosa que enojaba un poco a Dédalo quien soñaba ver a su hijo Icaro ocupar ese lugar. Dédalo no supo afrontar tal situación y engañando al joven lo arrojó desde un techo, por tal acto preso de culpa y con temor escapó a Creta donde más tarde construyera junto a Icaro, el laberinto para encerrar al minotauro. 
El rey Minos, quien había mandado a construir el laberinto y para que no fuera revelada la forma de abandonarlo, decidió que junto al extraño ser encerraran a los arquitectos. Así fue hasta que un día, juntando plumas de aves y miel de abejas, los inventores crearon alas que les proporcionarían la posibilidad de abandonar el lugar. Pero no siempre las cosas salen como uno cree.

Nos lanzamos sin saber si era aventura o supervivencia, sentir el viento, la libertad de volar... Nos alejamos del laberinto y dejamos que el sol nos guiara, tal vez fue mi error con Talos el que se mezcló en tu destino.

Seguir al sol no fue una buena elección, te pido perdón hijo mío.

EL ARDID

Con un ardid amoroso el zorro atrapó la oveja, quien maniatada junto al caldero parecía estar resignada a convertirse en la última cena de su captor. En ese momento trágico para uno y gustoso para el otro, se suscitó un pequeño diálogo entre los presentes.

—Siempre he sido muy ingenioso para la caza, difícilmente se me ha escapado alguna presa. Lo raro, es la facilidad con la que tú has caído en mi engaño. —Comentó el zorro al tiempo que sazonaba un caldo que olía exquisito.

La oveja, con ojos de carnero degollado, sabiendo que no tendrían que ser sus últimas palabras, hábilmente contestó.

—Cuantas veces te has enamorado zorro?...

—Enamorado? —, contestó él, sin percatarse que la oveja tramaba algo. —Un maestro del engaño como yo, libre y experto cazador que razón tendría...

La oveja, confiando que sus palabras la ayudaran a no ser cena de nadie, se animó a más.

—Es que yo te he observado dijo, mostrando una seguridad que resultaba imposible pasar por alto. Más de una vez, mientras sigiloso te llevabas alguna de mis hermanas pude ver tus ojos, tus patas y la forma en que las seducías.

El zorro interrumpió.

—Un momento, quiere decir que tú me habías descubierto y no les avisaste a las demás?. Pe... pero como... Si jamás me he descuidado.

La seguridad de zorro se había esfumado como el suave vapor que manaba de la gran olla de caldo. No discernía entre lo peligroso y lo importante, el por qué la oveja había traicionado a los suyos... de qué era capaz?.

Fué así que dejó que se acomodase mejor y sin dejar de revolver el caldo, mientras cortaba y agregaba unas verduras la alentó a que siguiera con su relato.

—Parece que he llamado tu atención sr. cocinero, te aviso que no soy una traidora y tampoco he perdido la razón. Digamos que el amor, a veces, se nos presenta de formas extrañas.

El zorro ya totalmente perdido, comenzó a pensar en los interrogantes que rondaban su cabeza, había estado enamorado?, cuántas veces?, qué es el amor?...

Revolvió el exquisito caldo, dejó el cucharón en la mesa y mirando a la oveja con cara de sorpresa arremetió. —Y tú... qué es lo que sabes, de dónde sacas tú, tanta seguridad. Sin ir tan lejos fíjate la posición en la que te encuentras, creo que distas bastante de ser la querida invitada y realmente, que tanto te importaría mi vida a minutos de convertirte en cena—. La vehemencia en sus palabras denotaban cierta certidumbre pretendiendo infructuosamente tomar el control de la conversación. 

La oveja, sin mediar respiro, mirándolo fijamente, y ya sin ojos de carnero degollado le contestó. —Tú eres ese a quien con pasión me he entregado y ya que nunca lograré ser tu querida, seré tu cena y así siempre viviré en ti... "mi amor".

Totalmente desconcertado el zorro mientras le retumbaban esas dos palabras, dejó los utensilios de cocina sobre la mesa de madera, miró el caldero humeante, volvió a mirar la oveja, se tomó la cabeza con ambas patas como diciendo "qué estoy haciendo?", los ojos se le llenaron de lágrimas y elevando un aullido al cielo, cogió el cuchillo y de un solo movimiento cortó las cuerdas y las patas maniatadas ya no lo estaban.

La oveja se paró de un salto y baló de alivio, con los ojos llenos de lagrimas se arrimó vergonzosa, cosa que hasta el momento no había demostrado y acercando su hocico al zorro lo besó. Éste, quien por primera vez experimentaba sentimientos, dejó el cuchillo nuevamente en la mesa y tomó entre las patas a su dulce y tierna enamorada para continuar el idilio mientras se preguntaba... por qué ha de doler tanto el corazón, será esto el amor?.

No lo era, la oveja había tomado el cuchillo y con un movimiento casi quirúrgico, sin mancharse la lana, lo hundió en el pecho del zorro. Así lentamente éste cerró sus ojos y creyéndose muerto de amor se dejó fallecer.

La oveja tras romperle el corazón, libre y sin apuro, se sirvió en un cacharro un poco del caldo y saboreándolo se fue alejando del caldero; verdaderamente estaba exquisito.

FANTASMAS

Insomnes y penitentes 
los etéreos nos atraviesan. 
Hasta que un día, 
dejamos de ser materia.

MAGIA

Mi vida estuvo signada por la lectura; desde niño mis padres me leían junto a la cama. Luego a temprana edad comencé a hacerlo por cuenta propia, siempre con la misma energía, tratase de ficción o realidad. Así adentré en las letras, párrafos y las historias de los grandes cuentos... en ellos encontré algo especial, tienen magia. 

  

Un hechizo que atrapa toda tu atención, te sumerge en su mundo mostrándote la historia, presentándote cada personaje, llevándote a lugares que desconocías y narrando un sinfín de acontecimientos, te provoca. 

  

Un día de otoño, frío y gris, había llegado temprano de la oficina, en esas fechas el trabajo disminuye y queda más tiempo para uno. Como todos los días inmediatamente preparé algo para tomar, de repente me encontré de pié, mirando fijamente el fuego recién encendido del hogar que se encuentra junto a la biblioteca. Pensaba que libro tomaría, entre tanto calentaba mis manos enlazadas a la taza de café caliente, fue en ese instante que dejé la taza sobre la mesa, tomé cierta cantidad de papel, una pluma y comencé a escribir. De allí estas, mis primeras líneas. 

Es que en ese mismo momento comprendí, que toda esa fantástica ilusión estaba en mi.

LA PARED

No todos los días solía tomar el camino alternativo a la oficina, era una elección de acuerdo a tiempo y apuro; ya sabes, la mañana en las calles de Buenos Aires no son lo mejor en sistema de tráfico. Por esa razón, un día gris de otoño, al transitar por Fragata Sarmiento y cruzar Av. San Martín elegí desviarme un par de cuadras hasta Almte. Seguí, antes de quedar encerrado en un embotellamiento que se divisaba a lo lejos y seguro duraría varios minutos. 

Fue en ese desvío que vi por primera vez, la pared. Dirás que tiene de extraño o qué llama la atención de una simple pared, pues debo describírtelo. Es distinta a las demás, no sigue la misma línea, no tiene puerta ni ventanas, está pintada en otro color y el centro es realmente algo magnético que no puedes dejar pasar, tiene un dibujo “sin gracia” pero atrayente, un enorme sifón negro con una inscripción a los lados escrita en una caligrafía modesta que dice “FIN DEL” - “MUNDO”. 

Lo interesante es que a medida que pasaban los días me dí cuenta que el atajo se hacía cada vez más común y la pared realmente llamaba demasiado mi atención, hasta que no aguanté más la tentación y estacioné el auto enfrente, a unos metros, desde la vereda no se veía tan llamativa como cuando uno pasa de largo y a cierta velocidad, pero por más estático que me encontraba era notorio que ese lugar algo tenía. Esperé que pasara el último de los automóviles que habían salido desde el semáforo de Av. San Martín en nuestra dirección y viendo la posibilidad de cruzar, me paré justo frente a la pared y avancé. 

Tomando en cuenta la ansiedad que sentía de estar tan cerca de algo que cautivó mi atención, es lógico que notara la energía que manaba el lugar, estaba predispuesto al contacto y la realidad es que aún hoy estoy seguro que nadie más lo nota, porque  los he visto, si... los he vigilado. Luego de esa primera vez hubo varias más, observando desde la esquina, otras desde enfrente lo loco es que la energía irradiada por la pared me alcanzaba en todas partes, la percibo, siento cuando estoy cerca como la energía entra en mi, nos fundimos en algo superior, tan solo entrar en contacto con ella y cerrar los ojos me transporta a otra dimensión, es mágica, y es mía, de nadie más, por eso mismo vigilo, ahora estoy junto a la pared, abandoné mis amistades, mi trabajo, mi auto el que de a poco fueron dejando tan solo como un esqueleto, desde aquí lo vemos, tengo mi colchón, mis ropas,  a veces los vecinos me acercan algo de comer, sigo junto a ella, la cubro con cartones para que nadie la vea, compartimos una energía única, mientras tanto los miro pasar, soy custodio de mi mundo y no me pidan que la comparta, no me molesten, no nos miren, necesito saber que no hay nadie más, que soy el único capaz de conectarme con la pared, recorrí tantos lugares, pero ya no más, este es mi lugar, el fin del mundo.

Aún no se de qué forma llegué aquí, tampoco puedo explicar la claridad con la que veo los vértices de esta prisión, no se me ocurre otra manera de llamarla. Estoy en un cubo, paredes grises, ásperas, húmedas... totalmente cerrado, hermético aunque no me hace falta aire ni luz; tampoco es momento para andar perdiendo el tiempo en cosas insignificantes, lo importante es que veo y respiro, existo. Tengo que pensar qué hago acá, alguien o algo me debe haber traído, dónde estará la puerta. Pienso..., es algo inexplicable... no tengo recuerdo. Por momentos me desespero quiero gritar pero no entiendo con que fin, no logro comprender, nada de esto tiene sentido...

No pertenezco a este lugar, será parte de algún castigo?... pero si así fuera cuál es el motivo o la condena, Dios ayúdame a recordar algo... no debo quebrarme. Comencemos otra vez...

Abrí los ojos como si recién despertara, estaba de espaldas recostado en el piso sin ropas, con la vista nublada, tal vez por mi propia condición o simplemente por la adaptación de mis ojos a la luz interior. Sorprendido divisé a unos dos metros de distancia la pared de enfrente, con pudor por sentirme desnudo traté de pararme pero mis músculos estaban cansados y sin fuerzas, así que me arrastré esos dos metros para darme cuenta que simplemente no había nada, ninguna ventana, tampoco una puerta; me acomodé como pude recostado sobre la pared y me tomé la cabeza lamentándome sin entender lo que sucedía, en ese momento descubrí que no tenía cabello, todo en mi había desaparecido, las ropas, el vello, la esperanza... 

En mi desesperación me detuve apenas un minuto para tratar de procesar lo que estaba pasando. Al cabo de un rato ya con la vista más clara intenté calmarme y por más desconcertado que me encontraba, comencé a observar mi alrededor, el cual no presentaba diferencia alguna con la pared ni el techo y mucho menos al piso, aparentaba ser un cubo perfecto. Fue así que ya casi recuperado, aún con algo de dificultad pude incorporarme, intenté reconocer el lugar, lo palpé y golpeé con fuerza, no sentí el ruido ni los golpes de mis manos sobre las paredes grises, quise gritar y no emití sonido, no había nada que hacer, estaba atrapado, sin saber en que lugar.

Varias veces cerré los ojos con el anhelo de despertar y que todo se convierta tan solo en un mal sueño, no poseo recuerdos, fui despojado de todas mis pertenencias, me siento vacío, razono... o por lo menos eso intento, no sé cuanto tiempo llevo así, en medio de la nada y siendo todo al mismo tiempo, sin encontrar una salida, menos una explicación.

Lejos..., muy lejos de ese tiempo y lugar, dos señoras hablan en una esquina de Buenos Aires y se preguntan, que habrá sido de aquel loco de la cuadra, el pobre hombre dejó el colchón y los cartones, abandonó lo poco que tenía y desapareció. En ese momento el semáforo de Av. San Martín liberó los automóviles que pasaban a cierta velocidad frente a las mujeres, mientras dos empleados municipales limpiaban a desgano el lugar que en otro momento ocupara el vago, la sorpresa fue que mientras retiraban la gran pila de cartones descubrieron detrás esa pared rara, una pared que carece de puerta y ventanas, pintada con el dibujo de un enorme sifón negro que tiene a los lados la inscripción "FIN DEL" - "MUNDO", cosa que realmente llama la atención.


Infinitas horas, tal vez días... encerrado en esta prisión, no entiendo como sigo aún en pie, la luz, las ausencias, mi cuerpo mutilado. Esas cuatro paredes que no me permiten siquiera fallecer. El blanco de mis recuerdos...

En cierto momento noté algo, fue como un parpadeo, una falla en la prisión que me encierra desde quien sabe cuando, esto me dió nuevas esperanzas. Comencé a vigilar, de a poco fui notando, una casi imperceptible secuencia. Primero una pared, luego otra y así sucesivamente. Pero qué era el fenómeno que observaba? a qué obedecía?.

Fui haciendo dentro de mis posibilidades el seguimiento, una línea, una luz, tal vez una sucesión de píxeles de la pantalla de un ordenador diminutos, reales, o simplemente eso quería pensar. Mis manos se apresuraban al detectarlos tan solo quería tocarlos, atraparlos, sentirlos, los seguí por todas las paredes, una y otra vez. No logré nada, otro sin sentido, como todo lo que vivo desde que estoy aquí encerrado.

Mi insistencia en seguir el reflejo llevó a darme cuenta que siempre en el mismo vértice del cubo se apagaba, el brillo se ocultaba entre la unión de las paredes y perdido por perdido allí puse atención. El brillo se acercaba apenas visible para el ojo humano pero a esta altura hasta dudaba si yo lo era... Justo en el momento de atravesar el punto de unión atiné tocar apenas la luz y con sorpresa sentí que mis dedos atravesaron la dura pared. Inmediatamente volví hacia atrás mi mano, por temor, pero temor de qué?... necesito salir de este lugar. De a poco fui tomando coraje, calculé cada centímetro del recorrido de esa luz misteriosa, verifiqué que el fenómeno de desaparecer solo sucedía en uno de los vértices, me preparé y esperé paciente. La primera vez que lo intenté no resultó, el golpe, rebotar y caer me dejaron marcas en el hombro, el brazo y una pierna dolorida, sin embargo no me detendría. Ya lo había probado todo, otras opciones no había,  y me abalancé con todas mis fuerzas en el momento justo para abandonar de una vez mi claustro.

Era de noche, poca luz iluminaba el lugar, miré a ambos lados... nada. Respiraba libertad, estaba con el corazón a mil, casi saliendo de mi pecho, cerré los ojos me tomé la cabeza y lloré, podía hacerlo, el cabello se sentía grasiento y la ropa eran unos harapos malolientes, pero era yo, estaba vivo. De repente una ambulancia que se acercaba a cierta velocidad con su sirena y todas las luces encendidas, tanto que iluminaron lo suficiente como para ver una línea de luz que se perdía en el vértice de la pared con el dibujo de un sifón, venían otra vez por mi.


EL SUEÑO DE UN LUNES POR DOS

1

Hacía tiempo que intentaba volver, era lunes y estaba cerca, escondido en un segundo piso semi destruido en un edificio frente a las vías del ferrocarril, desde allí podía ver jóvenes descargar sus armas por diversión contra los trenes que pasaban. El temor a que me descubran hacía que más quisiera confundirme con los escombros, realmente deseaba estar tapado por una montaña de tierra y piedra, con tal de estar a resguardo. A través de la pared derruida vigilaba que no me vieran, mientras aguardaba atento el  momento para avanzar, poco más de veinte kilómetros me separaban de casa. Fue de repente que me di cuenta, se escuchaba gente acompañando un sonido lejano con gritos de algarabía y felicidad. 

El fin de los enfrentamientos había llegado, sin dudar un segundo dejé el lugar, corrí y alcancé la calle tan pronto como pude. Caí de rodillas frente a la muchedumbre emocionado de verlos pasar, aún con un poco de miedo quise gritar LIBERTAD, un grito tan fuerte como para que todos puedan oirme, pero lo único que se escuchó fue mi llanto sin consuelo. 

2

No sé cuanto tiempo llevaba en ese segundo piso semi destruido, un edificio frente a las vías del ferrocarril, desde donde varias veces vi jóvenes descargar sus armas contra los trenes, no importaba si éstos estaban blindados, solo era parte de la diversión. Por la misma razón no todos terminaban con una bala mía en la cabeza, elegirlos también era parte de la diversión. Se rumoreaba que la paz había llegado, pero aún no era oficial. De repente el sonido de vehículos marchando hizo que, tomando mucha precaución, me recostara en el piso y dando cuenta de lo que escuchaba, fui acomodando mi cuerpo para que se confundiera con una pequeña montaña de escombros buscando tener la vista libre hacia la calle. A través de la pared derruida con un ojo en la mira aguardaba atento, cuando me di cuenta que la gente acompañaba el sonido con gritos de algarabía y felicidad. Era la caravana que marcaba el fin de los enfrentamientos. No dudé un minuto, corrí y alcancé la calle tan pronto pude, caí de rodillas frente a la muchedumbre  para verlos pasar, no se que cantidad de vidas llevo conmigo es muy pesada la carga, quise gritar libertad tan fuerte..., pero lo único que salió de mi fue el llanto sin consuelo.

PAÑUELO DE SEDA

Cerraste los ojos y repentinamente notaste mi presencia , sabiendo que  así te convertirías en cómplice de mis deseos. Estabas de pié frente al  espejo, peinando tu dócil cabello a punto de ir a dormir, vestías un  hermoso conjunto negro con transparencias, aún llevabas puestos tus  tacones, sabías que eran mis preferidos para esa noche especial.



Recorrí  la distancia que nos separaba lentamente, esperando que tu impaciencia  se transformara parte de mi capricho, apenas me acerqué unos pasos por  detrás ya sabías que nuestro juego había comenzado. Continuabas con los  ojos cerrados, dejaste de peinarte y sentiste la suave y fresca seda del  pañuelo con el que cubrí tus ojos anudándolo suavemente, apenas  perceptible, aún recuerdo tu gesto al contacto, con un simple movimiento  de tus brazos dejaste que el baby doll se deslizara hasta tus pequeños  pies. Tu bello cuerpo casi desnudo se reflejaba en el cristal, fue ese  el momento que elegiste para arquear tus brazos hacia atrás y sentir el  roce sutil de nuestros cuerpos.




Mis manos recorrieron palmo a  palmo cada centímetro de tu suave piel, presté atención a cada reacción,  con cada movimiento percibía tu respiración, tu palpitar, fui  redescubriendo tus marcas, acaricié tus imperfecciones, sentí el perfume  de tu piel, tu jadeo era la prueba irrefutable que todo lo que te hacía  perfecta para mi, te provocaba.




Iba a guiarte a través de la  habitación hacia la cama, lugar donde dejaríamos correr nuestra pasión  pero algo sucedió, fue en ese justo momento que decidiste quitar el  pañuelo inexistente de tus ojos, y mirando fijamente hacia el espejo  viste como tu fantasía se desvanecía.

Y NO VIVIERON FELICES

(Pequeña saga épica de la historia argentina contemporánea)



Corría el año ochenta y tres de la vieja era, las batallas por la tierra aún estaban muy presentes, fueron años de lucha, el ejército a través de un proceso de reorganización de los poderosos se había adueñado de todo, manejaban el comercio e impartían justicia en las comarcas. Convencían a la población de obedecer con objetos suntuosos traídos de los más lejanos rincones de la tierra dejando sin posibilidad a los artesanos de los pueblos, más no importaba todo esto, ellos solo deseaban apropiarse de las descendencias de la plebe ejerciendo el poder, muchos dejaron de ser vistos, otros dicen pudieron haber desaparecido, pero hubo un día que marcó un antes y un después, el comienzo de la nueva era, tanta expectativa por parte de las milicias como de la gente del reino hizo que al abrir la caja de pandora, desde la urna se escucharan las palabras “NUNCA MAS!”.

Varios contendientes quisieron alzarse con el mando pero uno solo sería el vencedor, y desde la laguna de Chascomús de los Buenos Aires cabalgando con firmeza, dando muestras de civismo con un espíritu radicalizado por la unión un adusto Raúl Ricardo emergió valeroso, levantando la corona y dando comienzo a una nueva etapa llena de gozo y algarabía, el terror de estado había acabado.   

Los primeros años al mando del rey Raúl Ricardo fueron caraterísticos por la puesta en marcha de un plan que traería prosperidad popular sin tener en cuenta los peligros que esto acarreaba, el enjuiciamiento de los rebeldes como así de los que ejercieron el terror en el reino fue algo, que contados los días le trerían más de una complicación social y económica a la plebe. En virtud de dichos problemas el rey y corte elaboran el plan que llenaría el vacío de las arcas del tesoro desde un lugar tan austral como las mismísima capital del reino Viedma, pero en poco tiempo y dadas las circunstancias, el descontento de los pobladores y parte de la milicia hicieron que los caballeros pintaran sus caras en señal de desprecio por las intituciones y exigieran tratos preferenciales, casta que se sublevó dejando en una situación desagradable a tan modesto monarca que solo deseaba mantener la casa en orden. El rey tras algunos años y debilitado ante tamaña acción, debió dar un paso al costado faltando apenas unos meses para entregar el cetro quien fuera su sucesor al trono.

Cuenta la leyenda que un caudillo de tupidas patillas, quien no  defraudaría a quien lo siguiese, enarbolaba las banderas del  justicialismo y prometía la gran revolución productiva, cientos de miles  de trabajadores escuchaban atentamente y defendían fervientemente las  ideas revolucionarias que nos harían despegar llevándonos en viajes  inconmensurables a través de la estratósfera. 

Pero como en todo cuento  de hadas un mal azotó el reino y fuimos despojándonos de nuestras  riquezas incluso del rojo cavallino que  dejábanos unir capital con la costa en cuestión de hora y algunos  minutos, la oscuridad y el silencio de las fábricas perturbaba la city  porteña creando un contrapunto al incipiente mercado financiero ejercido  por los vástagos neoliberalistas que se habían apoderado de nuestros  míseros ahorros, sobres en el parlamento!!!! gritaban pero no  denunciantes sino reclamadores de una igualdad a la que en poco tiempo  sucumbieron todos y cada uno de nuestros tristes representantes, así fue  como ya sin las patillas y sin pueblo a quién guiar el excaudillo se  retiró a sus aposentos cubierto por riquezas y fueros pero siempre  escondiendo el más preciado de sus secretos, él sabía que en algún  momento el reinado iba a caer. 

Apenas un par de años después, el hidalgo  caballero de la Rua intentó dominar el monstruo desatado por tan frío  estratega y acompañado por los más nobles corazones que pudieron unirse  en una alianza para defensa de los pobres que aún resistían, arremetieron con fuerza y corazón  sin notar que los sobres aún seguían siendo los osados mensajeros del mal, intentando buscar apoyo el caballero de la Rua se mostró, más no  pudo ni balbucear el nombre de la amada de su ocasional escudero y  pronto volando en un pájaro brillante como metal se elevó y abandonó su castillo en llamas dejando nuevamente el reino a merced de la mala suerte...

Aún podía verse en el cielo la estela que dejaba la huída del tan noble caballero de la Rua, pero que ya sin su fiel escudero Don Chacho carecía de fuerza, alegría y esperanza, las últimas órdenes que dejó fueron blindar el tesoro y rápidamente en un domingo de caballería, nuestros ahorros fueron acorralados por el temor.

Cientos de miles de ojos expectantes fueron testigos del insoportable ruido a metales que se sintieron noches seguidas, gritos y humo, fuego y corridas, los caballeros del mal arremetieron cual si fuese una estocada fatal contra el reino, grandes y monstruosos dragones  acechaban financieramente el futuro de nuestros hijos y los monarcas pasaban uno a uno sin poder hacer nada ante tamaña devastación. 

Vinieron del norte, del oeste y de varios otros lugares, más no pudieron hacerle frente, Ramón intentó la misión de cerrar la puerta, pero no pudo esquivar el ataque, he aquí que el noble caballero Rodríguez Saa tras hacerse cargo por una semana solicita el apoyo de los demás nobles del reino, pero renuncia desanimado por la mesa redonda de caballeros de Chapadmalal, luego de haber anunciado el fatídico “defol” con un castillo repleto de aplaudidores que en poco tiempo se convertirían en lloronas y éste debióse retirar a sus tierras, esperanzado en participar en las próximas campañas independentistas. 

El reino se encontraba acéfalo de ideas y héroes, así fue como el noble escudero Camaño le entregó el cetro al por entonces más grande cerebro de la época, y en un abrir y cerrar de ojos nos encontramos con Sir Eduardo a la cabeza de la supuesta emancipación de nuestras tierras...

Nos  encontrábamos en los primeros meses del nuevo siglo y el caos azotaba a  la población, enormes amontonamientos de gente frente a las arcas del  tesosro sin obtener resultados, acostumbrados a los arrebatos,  probábamos suerte entre blindajes y corralitos para intentar financiar  la reconstrucción, mientras las fatídicas palabras del otrora gobernante  Saa retumbaban aún en las paredes de los organismos internacionales de  crédito, el reino se encontraba en banca rota y la gente se sentía  desanimada.

Fue  en esta situación que tras una decisión de Sir Eduardo, el valeroso  recaudador Lavagna implementa un plan de ajuste y la salida del estado  caótico, donde el monarca anuncia al pueblo: aquel que haya depositado  sus valores recibirá sus valores, cosa que realmente no sucedió y en  poco tiempo tras una devaluación de la nobleza; la mitad del reino se  encontró en situación de pobreza... fue en ese momento, cuando se daba  todo por perdido, que parte del caos comenzó a menguar quedando solo  algunos focos de rebeldía; cuales de a poco fueron controlados milicia  por medio, y sin olvidar aquellos nobles jóvenes que perdieron la vida  en la fatídica represión de las marchas por la estabilidad del reino.

Mientras  tanto los grandes males acechaban desde el exterior a la espera del  derrumbe del castillo, cosa que hizo que los añicos se esparcieran entre  los acreedores y creando una red de fondo, la cual terminó siendo  carroñera, los buitres sobrevolaban las viejas y desvencijadas torres a  la espera de una oportunidad de quedarse con lo más preciado que tenía  el pueblo, su dignidad.

Habiendo  acomodado un poco las arcas, y ya devaluado los valores de los  ciudadanos, dejando al pueblo sumido en la pobreza, con poco empleo y  sin ganas de pelear, tras un llamado a elección de gobernante, quien  estaba a la cabeza Sir Eduardo, convoca a los dos caballeros elegidos Sir Carlos de La Rioja y el enigmático y valeroso don Nestor de la Santa  Cruz del Sur, a un combate cuerpo a cuerpo para definir quien se haría  cargo de guiar el reino de cara al futuro.

La paz del reino estaba en juego, los modelos de antaño no eran los que el pueblo quería en ese momento y ante la inminente lucha de poder, el emisario de La Rioja anunció que su campeón no se presentaría declarando en forma inmediata a  don Nestor de la Santa Cruz del Sur como único vencedor y proclamando así la obtención por éste de la corona.

La ceremonia de coronación se dearrolló entre algarabía y júbilo, el nuevo monarca recibía el cetro y blandiéndolo al aire hizo esperanzar a más de uno que soñanban blandir de igual manera los aceros por sobre los monstruosos miedos, los dragones y el terror de antaño, las sonrisas dibujadas en sus rostros tras el logro obtenido, se afirmó cuando de su nuevo gobernante escucharon las palabras “los convocamos a inventar el futuro” invitando a todos aquellos que quisieran ser parte y así abrir las puertas a un nuevo y próspero reinado, llegó para proponernos un sueño. 

Mientras en las afueras de las murallas del reino, el enemigo preparaba sus armas para el asedio de las ciudades en tanto una bandada de buitres se aprestaba a sacar provecho de las encarnizadas batallas que estaban a punto de librarse. Las arcas del tesoro estaban casi vacías el blindaje de las mismas había ocurrido luego que despojaran al reino de todos sus tesoros, tan solo el alambrado de los corralitos quedaban,  el rey se encontraba en su trono, con su corte y con las manos vacías, todo había sido entregado como tributo a las potencias extranjeras que solo querían engrandecerse a costa del sufrimiento de los habitantes de nuestras comarcas.

Nestor de la Santa Cruz del Sur comenzó así a pergeñar el plan que iba a llevar adelante para devolverle la grandeza al reino, no sin antes deshacerse de los distintos peligros que nos acechaban en el día a día.

Tras haber pasado veinte largos años desde el advenimiento de los nuevos aires, ya sin estrellas ni galones a la vista, con una carga estructural de un reino en llamas y con una mínima aceptación de los pobladores el rey comenzó a tejer una red de poder que lo situaría en las antípodas de lo conocido hasta ese momento. Con una mirada especial convenció a los jóvenes que se podía volver a confiar y que sus logros serían valorados, líder nato comenzó su recorrido por las comarcas cercanas llevando consigo el mensaje de la unidad ante los peligros externos. 

Con pequeños gestos fue dando signos de confianza, deponiendo definitivamente las armas ante el diálogo, fué así que tras su cruzada marcharon otros reyes de la región y juntos enfrentaron al gran dragón del norte, forjando para ésto una gran alianza mandando a su vigía al carajo para que oteara como se volvían los usurpadores a sus respectivos territorios.

En las barracas ondeaban banderas de antaño y Nestor de la Santa Cruz del Sur inició un proceso  en el que las arrió una a una abandonando de una vez por todas la idolatría a falsos jerarcas con un cortejo de impávidos cortesanos. Tras recorrer los distintos estamentos del poblado descubrió sin sorpresa que todos los valores de la plebe estaban hipotecados y debido a esto era imposible el progreso, pocos derechos tenían estos humanos y era hora que alguien los escuchara, entonces comenzó un plan de justicia y previó que la gente no tuviera deudas con los externos tras reorganizar los acuerdos preestablecidos, la deuda se redujo considerablemente abandonando el estigma del “defol. Cuatro años de acuerdos y paz interior, sin represiones ni represores en los caminos coronaron uno de los reinados que trajo más prosperidad a nuestra tierra. Sin embargo el peligro aún estaba al acecho.

No todo lo que brilla es oro, sin embargo el brillo fue suficiente para opacar todas las predicciones de los magos y al final del cuatrienio el poblado reivindicó el liderazgo del buen monarca venido nada menos que desde el confín mismo de nuestra tierra, quien ante el cansancio abdicó el poder en favor de la reina, intentando así una alternancia que le diera aire, seguridad y prolongación al modelo que había urdido en estos primeros años.

Comenzó así el reinado  de Doña Cristina del Calafate y La Plata, fueron ocho largos años  aquellos donde la reina gobernó con la corte a favor, más no le fue  fácil, a poco de emprender su camino el compañero de toda la vida, el  rey Nestor de la Santa Cruz del Sur, partió en un viaje sin retorno  comenzando así un oscuro y sombrío tiempo que, aprovechado por los  pregoneros de la derrota, corrían a las comarcas y comenzaban una  campaña para propagar la hiel por caminos y ciudades, las grandes  conquistas populares parecían diezmadas a ojos del pueblo aunque no  todos creían lo que oían. Mientras tanto en el  palacio, la reina no encontraba consuelo por más que se mostraba entera  acompañada de sus afectos más íntimos. Los días se hacían largos y las  decisiones no siempre fueron las acertadas pero el proteccionismo del  reino ayudó a que las comarcas se beneficiaran de sus propios esfuerzos,  los artesanos plasmaron su arte y a pesar de los embates, los pueblos  resistieron forjando una identidad en la unidad, la cooperación y la  lucha por uno mismo.  

Desde el norte los  enemigos como si fueran buitres asomaban cada vez que la oportunidad  aparecía, creando resquemores y especialmente soslayando los aciertos,  apoyando en silencio a una burguesía disidente que muy de a poco fue  tomando fuerzas como para intentar arrebatar el poder y transformarlo en  lo que ellos llamaban: república. Vientos de cambio se  afianzaron en demoníacas palabras de crisis y desaliento, el temor a  terminar en el cepo creó el malestar que llevó al pueblo a las calles de  los poblados proclamando acusaciones, dejando por entendido que las  palabras a favor jamás son suficientes en tiempos de batallas. Y así un  día el reino se desplomó.

Fué entonces que ante la  mirada desesperanzada de casi la mitad de los pobladores, de un momento  a otro, todo el logro conseguido se desvanecía, quedando sin más, el  paso libre hacia la nueva república.

EL ESPEJO - COLMILLOS

Desperté cansado, pensando en lo efímero de la existencia, la luz del sol casi desaparecía pero aún era  insoportable. Corrí las cortinas y observando mi imperceptible reflejo en el espejo, maldije el momento en que me dejé hundir los colmillos.