Nos quedamos incómodos pensando en lo sucedido, nadie sabía ni entendía nada, igualmente sus actitudes nos tenían sin cuidado, siempre actuaba raro.
Apenas unos minutos después un llamado telefónico nos informaba que nuestro compañero, quien sufría una gran depresión, se había quitado la vida esta madrugada. No podíamos creerlo, no comentamos nada que él había estado con nosotros apenas unos minutos antes, fue ese momento en que comprendimos que la indiferencia generaba una culpa que se transformó en nuestro fantasma.