ATRAPADO

Bajé del médano y la ví desconcertada, temblorosa, desencajada, me acerqué a preguntarle si podía ayudarla en algo, estaba en shock, la vista perdida, el mar a sus espaldas rugía en cada ola rompiendo el silencio que la rodeaba. Me miró a los ojos y señalando el médano balbuceó —mi familia —. Miré hacia la arena, no ví a nadie, tan solo el médano, intenté transmitir calma proponiéndole ir a buscar a su familia mientras llamaba al 911, asintió. Subí el médano por el estrecho camino formado con la verde vegetación hasta un claro en la cima, no había nadie ni tampoco había señal para el llamado, solo encontré otra huella para el descenso. 
Al volver a la playa vi a un joven desconcertado iban con él dos niños, me acerqué a preguntarle si podía ayudarlo en algo, con la vista casi perdida señaló hacia el médano...