LA PRIMERA LAGRIMA

El hombre contemplaba el hermoso paisaje que lo rodeaba como si fuera aquella la última vez, tenía la certeza de haber fallado, la mujer se acercó por detrás intentando llevarle consuelo, todo es mi culpa dijo. Él girando contestó, no es así, tu solo me ofreciste, yo acepté, ambos somos culpables. 
Tras estas palabras unieron sus cuerpos desnudos y juntos lloraron, aguardando... 

No lejos de allí, mientras las oscuras nubes cubrían el cielo del edén, la serpiente era testigo de las primeras lágrimas de la humanidad.